Meredith Parck y el caso de la rosa en el tren.



 

 Meredith  Parck
 &

El caso de la rosa en el tren.


En el centro de la ciudad de Montmartre estaba una de las mejores científicas e investigadoras, y ella era  Meredith Parck. Con 32 años de edad, se había transformado en una de las personas más reconocidas de toda Francia. Aun recuerdo ese 12 de Octubre de 1854, ella estaba leyendo el periódico con su mano derecha y con la izquierda estaba con una taza de café. Yo estaba al lado suyo sentado con mi comida, ¿Qué quién soy? Soy su perro, Chocolat, su fiel compañero, la e acompañado en cada momento.


Ese día llegó una carta de un familiar lejano que quería venir de visita, si, era su tío Belmont, iba a llegar ese sábado por la mañana. Meredith estaba muy cansada ese día, pero tenía que ir al laboratorio a sacar unas muestras para un trabajo que estaba haciendo, era sobre el crecimiento de las plantas. Así que se terminó su taza de café, se puso su abrigo y se fue. Su estudio estaba casi a las afueras de la ciudad, para tener más paz y tranquilidad.


Ya había llegado el sábado, estuvimos esperando a su tío en el tren, cuando finalmente llegó el tren, su tío no estaba, le preguntamos al conductor y dijo que debía de estar en su vagón privado, nos dijo el número del vagón y fuimos a buscarlo, cuando llegamos no estaba, solo estaba una rosa roja sobre una cómoda, para asegurarnos buscamos por todo el tren, pero nada.


Era demasiado raro que el tío de Meredith hubiese desaparecido así como así. Luego de unos días,  Meredith envió cartas a familiares preguntando por él y dijeron que debía de estar con ella. Nos pareció demasiado raro, así que contactamos a la policía. Con el paso de 2 meses  no lo encontraron, entonces lo declararon muerto. El 4 de Enero se realizó el funeral y cuando llegamos había una rosa roja encima del ataúd, era exactamente igual a la que estaba en el tren.


Meredith hizo una extraña teoría, no tenía pruebas ni pistas, pero el instinto de Meredith

Parck nunca falla, su teoría era que su tío Belmont, había sido secuestrado, pero no por cualquiera, sino por la persona que estaba dejando las rosas rojas. Todo el funeral estuvo demasiado alerta, pero no se hacía notar.


En el funeral habló con cualquiera que se le cruzara de frente, les hacía una interrogación, pero disimuladamente, preguntó a más de 78 personas, pero nadie respondía lo que quería escuchar. La esposa de su tío llegó algo retrasada, entonces apenas llegó le empezó a hacer preguntas, respondió que había llegado tarde por la sencilla razón que el tren tenía demasiados pasajeros, entonces tuvo que esperar el siguiente.  Meredith la observó de pies a cabeza, sus movimientos, su respiración y sus gestos, pero todo se veía normal.


Meredith al irse del funeral se veía algo decepcionada y furiosa, la trate de animar pero no pude, era demasiado, pero se entendía porqué estaba así, uno de sus familiares fue secuestrado y el secuestrador estuvo debajo de nuestras narices. 

Se sentó en el piso y sacó unas fotografías que tenía debajo de su chaqueta, eran de todas las personas que habían estado en el funeral. Eran demasiadas personas, su tío era una persona con demasiados conocidos. Esa noche no durmió, la quería acompañar pero me quede dormido. Tres días después Meredith tenía ojeras de trece metros, pero lamentablemente aún no había descubierto nada.


Hasta que un día vio su periódico matutino y vio que uno de los secuestradores más famosos de Francia había desaparecido de la cárcel y su nombre era Chandler Moreau, teníamos que hablar con las personas que estaban a cargo de él, y porque? Porque Meredith Parck tiene que resolver un caso.

 

Le fugitif.

 

 

Ese martes 18 de enero de 1855 Meredith y yo habíamos ido a la cárcel en la que anteriormente estaba Chandler Moreau, tratamos de hablar con el encargado de su celda pero estaba en el hospital, Chandler tratando de escapar, lo atacó. Buscamos pistas pero no encontramos nada hasta que debajo del inodoro había un agujero y dentro de este había una foto del tío de Meredith.


Estábamos casi al 100 por ciento seguros que él era el secuestrador, pero parecía algo obvio, si él era tan sigiloso y astuto, ¿Por qué dejar una evidencia en frente de todos?, otra vez partimos de cero. Tratamos de conseguir toda la información de Chandler Moreau pero algunas cosas eran confidenciales y no pudimos saber mucho, solo supimos su dirección y el nombre de un familiar y justo era la última persona con la que se vio antes de llegar a la cárcel, era su hermana Manon Moreau, a las 7:30 pm llegamos a su casa y tocamos su timbre una, dos y tres veces, cuando estábamos por el cuarto abrió la puerta, era una dama de más o menos 27 años, delgada y de pelo naranja. Parecía ser una persona que nos diría la verdad enseguida, pero al final no fue así. Estuvimos ahí hasta las 10:44, pero justo antes de irnos nos dijo “El señor Belmont y mi hermano se juntaban a charlar en un bar que está en Le marais, el nombre del bar no lo recuerdo muy bien” luego Meredith le pregunto:

-¿Y sabes de qué hablaban en ese bar?

-No, no lo sé, lo siento mucho

-No, tranquila, igual… gracias por la información.

Luego que nos retiramos Meredith no dijo ni una palabra, solo se quedo pensando y debes en cuando miraba al cielo, pero sin parar de pensar, en un segundo cuando estábamos llegando a la carreta dijo en voz alta: “Estamos otra vez en donde empezamos”  ya había oscurecido y tanto Meredith como yo sabíamos que no era seguro andar paseando a estas horas, por lo tanto fuimos a un hotel que se llamaba “Reposez-vous bien”.


Mientras estábamos siendo atendidos, Meredith se desconcentro un poco,

Ya que estaba mirando la lista de las personas que habían atendido y… había un nombre que decía Belmont Bonet, al inicio no pareció sospechoso, pero luego ella recordó que su tío había dicho “Nunca pero nunca voy a ir a un hotel, es más cómodo dormir en mi casa y además siempre me estafan”. Ella sabía que su tío nunca rompía su palabra, una vez estuvo una hora afuera, solo porque dijo: “apuesto a que aguanto una hora en la lluvia sin resfriarme”. 


Unos segundos después, reaccionó y le preguntó a la señora que la atendía que cuando había venido  y que habitación había ocupado. Él le dijo que había ocupado la habitación 99 y había venido hace 1 semana. Luego, de que nos contestara pedimos las llaves y fuimos corriendo a la habitación, la abrimos y empezamos a buscar pistas. Encontramos un papel debajo de una tabla suelta que decía:

12.5.13.1.19.1.9.20

Meredith lo tomó con mucho cuidado y se lo llevó, lamentablemente no encontramos nada más que ese papel. Pasaron las semanas y Meredith no encontraba nada de raro con esos números, nada de nuevo, hasta que vio que si ponía el orden del alfabeto en la posición de los números formarían una oración, es como decir 1 y como A es la primera letra del alfabeto, 1 sería lo mismo que A. Rápidamente Meredith trajo un papel y empezó a memorizar el alfabeto, unos minutos después… lo descifró y observó que decía Le Marais. 


Le code.


Le Marais era una ciudad no muy lejana a Montmartre, así que no se demorarían mucho en llegar. Lamentablemente no decía más el papel pero con qué dijera una dirección, decía que el secuestrador de su tío estaba cerca. Buscamos y buscamos pero nada hallamos… Luego se nos refrescó la memoria, recordamos que la señorita Manon Moreau había dicho que en esta ciudad había un bar en que el tío de Meredith y Chandler conversaban.


No sabíamos exactamente el nombre del bar pero al menos no había muchos en esa zona. Así que casi corriendo fuimos al bar más cercano. No permitían perros así que no pude entrar, solo podía ver a Meredith por la ventana de ese bar. No pasaba absolutamente nada, solo veía a Meredith con una cerveza en su mano y con su cara de atenta.

Todo estaba bien, todo estaba normal, hasta que Meredith se quedó mirando a dos personas que estaban conversando, ¿estaban hablando de su tío? o ¿estaban hablando de Chandler? No lo sé, solo sé que Meredith se les acercó y se quedó conversando con ellos, no se estaban contando chistes, eso era seguro, Meredith no mostró ni una sonrisa en su cara. Unos instantes después ella salió algo confundida y empezó a pensar en voz alta, y decía: 

“Si según mi tío… su esposa le ocultaba algo, ¿Qué será?, ¿Y quién era el adicto a las apuestas?” 


Luego alguien pasó al lado nuestro, Meredith se quedó quieta, ese rostro nos parecía familiar… ¡POR SUPUESTO!, ¡era el!, si, era Chandler, él lo secuestró, el dejó el papel, teníamos que actuar, se nos estaba yendo. Luego que Meredith por fin reacciono dijo: “¡OYE TU!, ¡Chocolat ve por el!” fui corriendo por él, él aceleró el paso, hasta que Chandler terminó corriendo. No sé cómo ni cuándo pero cuándo doble… ya no estaba.


Se notaba la furia en el rostro de ella, pero no era conmigo, si no con ella misma. Como no pude actuar antes, se decía. Estaba enojadísima, pero sabía que eso no le serviría de nada, se estiró, respiró profundo, y dijo: Ya, no más, y después de decir eso tenía la cara que siempre tiene. Ya sabíamos que Chandler estaba aquí, sabíamos que estaba cerca, podíamos casi olerlo, así que por 2 semanas estuvimos en el mismo bar todos los días, desde la madrugada, hasta muy tarde en la noche.



Ese papel nos había servido mucho, nos enseñó la ciudad en donde estaba el secuestrador, pero lo malo es que lo habíamos perdido de vista, pero no hay que pensar en negativo, sabíamos que lo íbamos a encontrar pero… no sabíamos lo que iba a pasar 5 días después…


Cinco días después fuimos al bar como todos los días, pero… estaba la policía, habían encontrado un cadáver, y no era de cualquiera si no era de Chandler. Ese día mientras estaban abriendo habían sentido un hedor a muerto, buscaron por todo el lugar, y descubrieron que había un tipo de guarida, ni el dueño sabía que existía esa habitación, pero alguien sí sabía, estaba lleno de vino y una mesa con unos lápices, y algunos de esos lápices estaban en el cuerpo de ese pobre hombre, y si eso no es malo, al lado suyo había una rosa roja, y quien la había puesto allí… solo estaba esperando a atrapar… a su siguiente víctima.




De mauvaises nouvelles en pires nouvelles.


Estábamos en shock, si él no era el secuestrador entonces ¿Quién era?, un mes después nos había llegado una carta, que la madre del tío Belmont había muerto, ella tenía Alzheimer y había muerto de un paro al corazón y habíamos sido invitados a su funeral en 4 días. ¿¡Acaso podría empeorar?! La verdad… si puede… Dos días después nos habían contactado para informarnos que la señorita Manon Moreau… estaba desaparecida y en lugar de ella, estaba una “inocente” rosa roja.


Meredith se espanto, soltó su taza de café de sus manos, haciendo que la taza se rompiera. No sabíamos que hacer, ¿solo esperar a que secuestraran y mataran a todos? o ¿resolver el caso? Obviamente queríamos resolver el caso pero… ¿Cómo?, 2 días después fuimos al funeral de la madre del tío Belmont. Y vimos a la esposa del tío Belmont, estaba contando dinero, mucho dinero. Estaba en una esquina escondidita y sola. Cuando la saludamos llegó a saltar del susto y empezó a esconder el dinero rápidamente.


Yo hice un gesto de asco, no me gusta el olor a dinero, apenas Meredith me vio supo que la esposa de su tío llevaba dinero, y como estaba casi vomitando se dio cuenta que era mucho dinero. Meredith le dijo:


-Emmm disculpe… pero… ¿por qué trae tanto dinero?

-¿qué?, ¿yo?, ah esto, pues verás, tengo un tipo de, de deuda, si así le podemos decir, y por lo tanto estoy reuniendo dinero para pagarles.

-¿pagarles?

-digo, digo, pagarle, si, si, al banco.


Meredith en ese momento, Meredith estaba más que segura que algo pasaba, pero no sabía que, era mucha información que procesar. Nos retiramos lentamente y nos fuimos. Esa noche salimos a buscar más pistas, era tarde pero teníamos que seguir, en un momento encontramos que la esposa del tío de Meredith estaba entrando a un casino, nos pareció raro, ¿no se suponía que debía ahorrar para pagarle al banco?


La fuimos observando día tras día, siempre iba a la misma hora a las 11:00 pm, justo a la hora cuando nadie se lo esperaría. Un día decidimos ir a ver donde se iba después de “apostar”. Se iba a una peluquería vieja, prácticamente estaba abandonada, la mayoría de la gente no sabía de su existencia, cuando nos acercamos vimos que estaba… no lo podíamos creer, ¡estaba el tío Belmont! Y también ¡la señorita Manon! Cuando nos acercamos había un montón de rosas en una esquina, acaso… acaso, ¡¿ella era la secuestradora?!


Le kidnappeur.


No, no puede ser, pero… ¿por qué?, entramos dándole una patada a la puerta, pero no nos percatamos que ella llevaba un arma. Nos detuvimos y nos quedamos quietos. Ella nos observó con una mirada amenazante y desesperada. Y con una voz de sorpresa y furia dijo:

-¿¡Qué hacen aquí!?

-¿Tú qué estás haciendo?

-Estoy haciendo lo que tengo que hacer.

-¿Cómo es eso?

-Mira, es que, yo… Soy una persona adicta a las apuestas y tengo una deuda demasiado grande y descubrí que si mi esposo no está, lo que le van a heredar se traspasará a mí.


¿¡Cómo podía ser?!, ¡No!, como pudo hacerle esto solo por unas apuestas, fue su culpa, ¿¡como estaba tan desesperada en obtener ese dinero?! Luego que recuperamos la cordura y nos tranquilizamos un momento Meredith le preguntó:

  • Y ¿por qué asesinaste a Chandler?

  • Iba a revelar mi secreto, decía: “Cuando saliese de la cárcel yo iba a cambiar” y bla, bla, bla. Pero luego me di cuenta que si le había contado a alguien, le había contado a nuestra querida señorita Manon. Y por eso… está aquí.

  • ¡No hagas esto! Se que no lo quieres.

  • Es verdad… no lo quiero pero no tengo opción, no le debo dinero a personas amables…

  • Yo te ayudare,

  • Si, si claro, ¿y cómo?

  •  No te puedo asegurar que no irás a la cárcel, pero cuando salgas te ayudare a pagar tu deuda.


Luego que dijo eso me hizo un gesto con los ojos para que buscara el papel de la deuda, luego que lo encontrara se lo traje. Lo tomó y dijo: “Si, te puedo ayudar”

Luego se le cayó el arma, por el impacto del gran gesto que estaba haciendo por ella. Cuando trato de tomar el arma, fui corriendo, la agarre y se la pase a Meredith. 

Ella dio un disparo, pero sin apuntar a nadie y unos minutos después llegó la policía para ver qué pasaba.


Retour à la normale.


Todo ya había pasado, Meredith y yo estábamos orgullosos de nosotros mismos. Estábamos cenando con el tío Belmont y Meredith me miró con una cara de orgullo. Meredith y Chocolat habían resuelto un nuevo caso.


Fin.


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